martes, 20 de noviembre de 2012

QUINTO REPORTE DE LECTURA DEL SEGUNDO PARCIAL


Alrededor el mercado las personas yendo y viniendo gritando y comprando las alfombras mezcladas con avellanas las lechugas junto amonedas de cobre y cogidos de las manos por las calles las mujeres con velo el olor acomida extraña pero en ninguna parte absoluta y definitivamente en ninguna parte el rsotro de su compañero.

El muchacho un quiso pensar que se había perdido momentáneamente resolvió quedarse allí mismo esperando que el otro volviera.

Después como un ejército de hormigas trabajadoras deshicieron los puestos de venta y se marcharon el sol comenzó a irse también el muchacho lo contemplo durante mucho tiempo hasta que se escondió detrás de las casas blancas que rodeaban la casa que rodeaban la plaza recordó que cuando aquel sol había nacido por la mañana  el estaba en otro continente él era un pastor tenia sesenta ovejas y una cita concertada con una chica por la mañana sabia todo lo que le iba a suceder mientras andaba por los campos.

Todo esto entre el nacimiento y la puesta del mismo sol peso y sintió pena de asimismo porque a veces la cosas cambian en la vida el espacio de un simple grito antes de que las personas  puedan acostumbrarse a ellas.

Que haré voy hacer más duro y no confiaremos en las personas porque una de ellas me traiciono voy  a odiar a los que encontraron tesoros escondidos porque yo no encontré el mío y siempre procurare conservar lo poco que tengo porque soy demasiado pequeño para abarcar el mundo.

Al mirar las piedras experimento una inmensa sensación de alivio había cambiado seis ovejas por dos piedras preciosas salidas de un pectoral de oro.

Aquello era un puerto y esta era la única verdad que el otro chico le dijera un puerto esta siempre lleno de ladrones.

Se quedo mirando la piedras las toco sucesivamente con cuidado sintiendo la temperatura y la superficie lisa ellas eran su tesoro  el simple contacto de las piedras le dios más tranquilidad ellas le recordaban al viejo.

Le gustaría saber  como aquellos podía ser verdad estaba allí en un mercado vacio sin centavos en el bolsillo y sin ovejas para guardar aquella noche pero las piedras eran la prueba de que había encontrado un rey a un  que sabia su historia sabia acerca del alma de su padre y se su primera experiencia sexual.

El muchacho pregunto entonces si la bendición del viejo continuaba aun con el

Saco una de las piedras era así

Voy a encontrar mi tesoro

Medio la mano en el saco para coger una piedra cuando aun vas se escurrieron por un agujero en la tela el  muchacho nunca se había dado cuenta de que su alforja estuviera rota se inclino para recoger a urim y tumin y colocarlas otra vez dentro del saco al verlas en el suelo sin embargo otra frase surgió en su cabeza.

Una señal el chico se rio solo después recogió las dos piedras del suelo y volvió a colocarlas en la alforja no pensaba con ser el agujero las piedras podrían escaparse por allí siempre que quisiera.

Pero las piedras le habían dicho que el viejo seguí con él y esto le dio más confianza miro nuevamente el mercado  vacio y ya no sintió la misma desesperación de antes no era un mundo extraño era un mundo nuevo.

Ah si ellos supieran que apenas a dos horas de barco existen tantas cosas diferentes.

 El mundo nuevo aprecia junto a él bajo la forma de un mercado vacio pero el ya había visto aquel mercado lleno de vida y nunc amas lo olvidaría. Se a cordo de la espada. Resulto un precio caro contemplarla unos momentos,  pero tampoco había visto nunca nada igual en su vida.

Lo despertó un hombre golpeándolo con el codo se había dormido en medio del mercado y la vida de aquella plaza estaba a punto de recomenzar.

Comenzó andar sin prisa por la plaza. Los comerciantes levantaban sus tenderetes; ayudo a un pastelero amonar el suyo.

Había una sonrisa diferente en el rostro de aquel pastelero estaba alegre, despierto ante la vida, listo para empezar un buen día de trabajo. Era una sonrisa que recordaba algo al viejo, aquel viejo y misterioso rey que  había conocido.

Es fácil yo nunca me había dado cuenta de esto.

Cuando acabaron de armar el tenderete, el pastelero le ofreció el primer dulce que había hecho.

Existe un lenguaje que va mas allá de las palabras pensó el muchacho ya sentí esto con mis ovejas y ahora lo estoy practicando con los hombres.

Todo es una sola cosa, había dicho el vejo.

Resolvió caminar sin prisa y sin ansiedad por las callejuelas de Tánger;

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