Alrededor
el mercado las personas yendo y viniendo gritando y comprando las alfombras
mezcladas con avellanas las lechugas junto amonedas de cobre y cogidos de las
manos por las calles las mujeres con velo el olor acomida extraña pero en
ninguna parte absoluta y definitivamente en ninguna parte el rsotro de su
compañero.
El
muchacho un quiso pensar que se había perdido momentáneamente resolvió quedarse
allí mismo esperando que el otro volviera.
Después
como un ejército de hormigas trabajadoras deshicieron los puestos de venta y se
marcharon el sol comenzó a irse también el muchacho lo contemplo durante mucho
tiempo hasta que se escondió detrás de las casas blancas que rodeaban la casa que
rodeaban la plaza recordó que cuando aquel sol había nacido por la mañana el estaba en otro continente él era un pastor
tenia sesenta ovejas y una cita concertada con una chica por la mañana sabia
todo lo que le iba a suceder mientras andaba por los campos.
Todo
esto entre el nacimiento y la puesta del mismo sol peso y sintió pena de asimismo
porque a veces la cosas cambian en la vida el espacio de un simple grito antes
de que las personas puedan acostumbrarse
a ellas.
Que haré
voy hacer más duro y no confiaremos en las personas porque una de ellas me traiciono
voy a odiar a los que encontraron tesoros
escondidos porque yo no encontré el mío y siempre procurare conservar lo poco
que tengo porque soy demasiado pequeño para abarcar el mundo.
Al
mirar las piedras experimento una inmensa sensación de alivio había cambiado
seis ovejas por dos piedras preciosas salidas de un pectoral de oro.
Aquello
era un puerto y esta era la única verdad que el otro chico le dijera un puerto
esta siempre lleno de ladrones.
Se
quedo mirando la piedras las toco sucesivamente con cuidado sintiendo la
temperatura y la superficie lisa ellas eran su tesoro el simple contacto de las piedras le dios más
tranquilidad ellas le recordaban al viejo.
Le
gustaría saber como aquellos podía ser
verdad estaba allí en un mercado vacio sin centavos en el bolsillo y sin ovejas
para guardar aquella noche pero las piedras eran la prueba de que había
encontrado un rey a un que sabia su
historia sabia acerca del alma de su padre y se su primera experiencia sexual.
El
muchacho pregunto entonces si la bendición del viejo continuaba aun con el
Saco
una de las piedras era así
Voy
a encontrar mi tesoro
Medio
la mano en el saco para coger una piedra cuando aun vas se escurrieron por un agujero
en la tela el muchacho nunca se había
dado cuenta de que su alforja estuviera rota se inclino para recoger a urim y
tumin y colocarlas otra vez dentro del saco al verlas en el suelo sin embargo
otra frase surgió en su cabeza.
Una
señal el chico se rio solo después recogió las dos piedras del suelo y volvió a
colocarlas en la alforja no pensaba con ser el agujero las piedras podrían escaparse
por allí siempre que quisiera.
Pero
las piedras le habían dicho que el viejo seguí con él y esto le dio más confianza
miro nuevamente el mercado vacio y ya no
sintió la misma desesperación de antes no era un mundo extraño era un mundo
nuevo.
Ah
si ellos supieran que apenas a dos horas de barco existen tantas cosas
diferentes.
El mundo nuevo aprecia junto a él bajo la
forma de un mercado vacio pero el ya había visto aquel mercado lleno de vida y
nunc amas lo olvidaría. Se a cordo de la espada. Resulto un precio caro
contemplarla unos momentos, pero tampoco
había visto nunca nada igual en su vida.
Lo
despertó un hombre golpeándolo con el codo se había dormido en medio del mercado
y la vida de aquella plaza estaba a punto de recomenzar.
Comenzó
andar sin prisa por la plaza. Los comerciantes levantaban sus tenderetes; ayudo
a un pastelero amonar el suyo.
Había
una sonrisa diferente en el rostro de aquel pastelero estaba alegre, despierto
ante la vida, listo para empezar un buen día de trabajo. Era una sonrisa que recordaba
algo al viejo, aquel viejo y misterioso rey que había conocido.
Es
fácil yo nunca me había dado cuenta de esto.
Cuando
acabaron de armar el tenderete, el pastelero le ofreció el primer dulce que
había hecho.
Existe
un lenguaje que va mas allá de las palabras pensó el muchacho ya sentí esto con
mis ovejas y ahora lo estoy practicando con los hombres.
Todo
es una sola cosa, había dicho el vejo.
Resolvió
caminar sin prisa y sin ansiedad por las callejuelas de Tánger;
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