Ante, sin embargo, me gustaría contarte una pequeña
historia:
Cierto mercader envió a su hija para aprender el secreto
de la felicidad con el mas sabio de todos los hombres el joven anduvo cuarenta
días por el desierto hasta llegar a un hermoso castillo, en lo alto de un
montaña. Allí vivía el sabio que
buscaba.
Sin embrago, en vez de encontrar a un hombre santo,
nuestro héroe entro en una sala y dio una actividad inmensa: mercaderes que
entraban y salían, personas conversando en los rincones, una pequeña fiesta que
tocaban melodías suaves y una meza refleta de los mejores majales de aquella región
del mundo.
El sabio escucho atentamente el motivo de su visita, pero
le dijo que aquel momento no tenía tiempo de explicarle el secreto de la
felicidad.
El joven comenzó a
subir y bajar escalinatas del palacio, manteniendo siempre los ojos
fijos en la cuchara.
El joven, avergonzado, confesó que no había visto nada.
Su única preocupación había sido no derramar gotas de aceite que el sabio le
había confiado.
-pues entonces vuelve y conoce las maravillas del
mundo-dijo el sabio-.no puedes confiar en un hombre si no conoces su casa.
-¿pero donde están las dos gotas que te confié?
-pregunto el sabio.
El joven miro la cuchara y vio cedió cuenta de que las
había derramado.
-pues este es l único que tengo para darte- le dijo el
más sabio de los sabios -. El secreto de la felicidad esta en mirar todas las
maravillas del mundo pero nunca olvidarse de las dos gotas de aceite de la
cuchara.
El muchacho guardo silencio. Había comprendido la
historia del viejo rey: al pastor le gusta viajar, pero jamás olvida a sus
ovejas.
El viejo miro al muchacho con las manos extendidas hizo
algunos gesto extraños sobre su cabeza. Después cogió las ovejas y siguió
camino.
El alto de la pequeña ciudad de tarifa existe un viejo
fuerte construido por los moros quien se siente en su muralla consigue ver al
mismo tiempo una plaza, un vendedor de palomitas de maíz y pedazo de áfrica.
Melquisedec, el rey de salen, se sentó a aquella tarde en la marulla del fuerte
y sintió el viento de elevarte en su rostro.
Los dioses no deben tener deseos, porque los dioses no
tiene leyenda personal si embargo, el rey de salen deseo íntimamente que el
muchacho tuviera éxito.
Debería habérselo repetido varias veces. Así, cuando
hablasen de mi, diría que soy Melquisedec, el rey de Salem.
Después miro Asia el cielo un poco arrepentido:
Sé que es vanidad de vanidades, como tu dijiste, señor.
Como el había sido un hombre que había apostado por su
leyenda personal, el viejo decidió intervenir se transformo en una piedra, que
rodo sobre el pie del garimpeiro este con la rabia y la frustración de los
cinco años perdidos arrojo la piedra lejos pero l arrojo con una fuerza que se
golpeo con otra y se rompió mostrando la esmeralda más bella del mundo.
Las personas aprenden muy pronto su razón de vivir, dijo
el vejo con cierta amargura en los ojos tal vez sea por eso que desististe tan pronto
también pero así es el mundo.
Dijo el viejo si quieres saber sobre tu tesoro tendrás
que cederme la decima parte de tus ovejas.
Y no sirve una decima parte del tesoro
El viejo se decepciono
Si empiezas por prometer lo que aun no tienes terminaras
perdiendo tu voluntad para conseguirlo.
De cualquier manera es bueno que aprendas que todo en la
vida tien un precio. Y esto es lo que los guerreros de la luz intentan enseñar.
Qué
extraña es África! Peso el muchacho
Estaba
sentado en una especie de bar igual a otros que había encontrado en las
callejuelas estrechas de la ciudad algunas personas.
Cosas
difíciles se dijo cuando era niño veía
siempre en la iglesia de su aldea una imagen de Santiago matamoros en su
caballo blanco con la espada desenvainada y figura como aquellas bajo sus país el muchacho se sentía mal y terriblemente
solo los infieles tenían una mirada sincera.
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