martes, 20 de noviembre de 2012

3 REPORTE DE LECTURA DEL SEGUNDO PARCIAL

 
Ante, sin embargo, me gustaría contarte una pequeña historia:

Cierto mercader envió a su hija para aprender el secreto de la felicidad con el mas sabio de todos los hombres el joven anduvo cuarenta días por el desierto hasta llegar a un hermoso castillo, en lo alto de un montaña. Allí  vivía el sabio que buscaba.

Sin embrago, en vez de encontrar a un hombre santo, nuestro héroe entro en una sala y dio una actividad inmensa: mercaderes que entraban y salían, personas conversando en los rincones, una pequeña fiesta que tocaban melodías suaves y una meza refleta de los mejores majales de aquella región del mundo.

El sabio escucho atentamente el motivo de su visita, pero le dijo que aquel momento no tenía tiempo de explicarle el secreto de la felicidad.

El joven comenzó a  subir y bajar escalinatas del palacio, manteniendo siempre los ojos fijos en la cuchara.

El joven, avergonzado, confesó que no había visto nada. Su única preocupación había sido no derramar gotas de aceite que el sabio le había confiado.

-pues entonces vuelve y conoce las maravillas del mundo-dijo el sabio-.no puedes confiar en un hombre si no conoces su casa.

-¿pero donde están las dos gotas que te confié?

-pregunto el sabio.

El joven miro la cuchara y vio cedió cuenta de que las había derramado.

-pues este es l único que tengo para darte- le dijo el más sabio de los sabios -. El secreto de la felicidad esta en mirar todas las maravillas del mundo pero nunca olvidarse de las dos gotas de aceite de la cuchara.

El muchacho guardo silencio. Había comprendido la historia del viejo rey: al pastor le gusta viajar, pero jamás olvida a sus ovejas.

El viejo miro al muchacho con las manos extendidas hizo algunos gesto extraños sobre su cabeza. Después cogió las ovejas y siguió camino.

El alto de la pequeña ciudad de tarifa existe un viejo fuerte construido por los moros quien se siente en su muralla consigue ver al mismo tiempo una plaza, un vendedor de palomitas de maíz y pedazo de áfrica. Melquisedec, el rey de salen, se sentó a aquella tarde en la marulla del fuerte y sintió el viento de elevarte en su rostro.

Los dioses no deben tener deseos, porque los dioses no tiene leyenda personal si embargo, el rey de salen deseo íntimamente que el muchacho tuviera éxito.

Debería habérselo repetido varias veces. Así, cuando hablasen de mi, diría que soy Melquisedec, el rey de Salem.

Después miro Asia el cielo un poco arrepentido:

Sé que es vanidad de vanidades, como tu dijiste, señor.

Como el había sido un hombre que había apostado por su leyenda personal, el viejo decidió intervenir se transformo en una piedra, que rodo sobre el pie del garimpeiro este con la rabia y la frustración de los cinco años perdidos arrojo la piedra lejos pero l arrojo con una fuerza que se golpeo con otra y se rompió mostrando la esmeralda más bella del mundo.

Las personas aprenden muy pronto su razón de vivir, dijo el vejo con cierta amargura en los ojos tal vez sea por eso que desististe tan pronto también pero así es el mundo.

Dijo el viejo si quieres saber sobre tu tesoro tendrás que cederme la decima parte de tus ovejas.

Y no sirve una decima parte del tesoro

El viejo se decepciono

Si empiezas por prometer lo que aun no tienes terminaras perdiendo tu voluntad para conseguirlo.

De cualquier manera es bueno que aprendas que todo en la vida tien un precio. Y esto es lo que los guerreros  de la luz intentan enseñar.

Qué extraña es África! Peso el muchacho

Estaba sentado en una especie de bar igual a otros que había encontrado en las callejuelas estrechas de la ciudad algunas personas.

Cosas difíciles  se dijo cuando era niño veía siempre en la iglesia de su aldea una imagen de Santiago matamoros en su caballo blanco con la espada desenvainada y figura como aquellas  bajo sus país el muchacho se sentía mal y terriblemente solo los infieles tenían  una mirada sincera.

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